5 de septiembre de 2008

LAS MOTOS HAN VUELTO A OCUPAR LAS ACERAS DE VALENCIA


Hace un par de meses el concejal Miguel Domínguez impuso un frenesí recaudatorio que, durante una semana, devolvió Valencia a una extraña normalidad: nada menos que el cumplimiento de las normas de circulación. A la postre, vista la situación actual , las frágiles promesas de regular el salvaje aparcamiento de las motos han caído en saco roto; ya que para nada han servido para resolver el problema, que sigue empeorando con la complicidad de la concejalía de Seguridad Ciudadana.
De hecho, después de desatar de la noche a la manaña una furia recaudatoria, más sorprendente que inesperada tenido en cuenta el agujero contable del Consistorio, el Concejal Domínguez parece haber dado la orden para que la aguas vuelvan a su cauce. En cuenta de buscar una solución definitiva y aceptable, que haga compatible el respeto a las ordenanzas, el derecho de los ciudadanos a moverse con seguridad por las aceras y las necesidades de aparcamiento de los vehículos a dos ruedas, el Concejal Domínguez ha demostrado estar desbordabo por la situación y ha decidido que lo mejor es no hacer nada.

Es inaplazable elaborar un Plan de Movilidad Sostenible, un documento fundamental del cual carece la ciudad de Valencia, para evitar estos tipos de abusos y para que la circulación sea más fluida, que se base en el transporte público y que se regule de manera rigurosa el tránsito y aparcamiento de los vehículos a motor. Desgraciadamente, el Ayuntamiento siguen eludiendo compromiso de mejorar la movilidad de la ciudad de Valencia, porque se ha demostrado en infinidad de ocasiones que prefiere que el caos se adueñe de la ciudad, que prolifere la doble y triple fila, que se aparque en el carril bus, que las motos aparquen en las aceras; porque abordar una solución, censurar y sancionar las constantes violaciones, al concejal Domínguez le puede acarrear más de un fastidio, después de que durante tantos años han alentado y favorecido el abuso de los vehículos a motor.

La poca gana demostrada para controlor y regular el aparcamiento salvaje de las motos en las aceras, contrasta con la inusualmente virulenta campaña desatada contra los usurios de la bicicleta, de patines y monopatines, que en base a la ordenanza recientemente aprobada pueden ser sancionados con multa muy altas por circular en zonas peatonales, aunque lo hagan a paso humano. Nos parece una vergüenza, que en contra de arropar a los que no obstante las dificultades que comporta, decidan utilizar la bicicleta y los patines para desplazarse por Valencia, se les quiera poner trabas y reducir al mínimo su presencia.

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