6 de octubre de 2014

Al Palau de les Arts tampoco llegará un mejor autobús


La EMT no lucirá tanto como el Palau de les Arts para reflejar el ninguneo del gobierno central a València y el País Valencià, pero me resisto a dejar de expresar mi indignación por la enésima tomadura de pelo del gobierno de Rita Barberá y el PP en general a todos los valencianos. Porque, si bien es cierto que el Palau de les Arts es ninguneado en los Presupuestos Generales del Estado para 2015, frente a otros recintos de similares características en Madrid y Barcelona, e incluso postergado tras los de Bilbao o Sevilla (en este sentido cabría preguntarse si cuando el faraón Camps lo ideó, consultó en su partido si le iban a financiar o nos metió en este mal negocio por su cuenta y nuestro riesgo), más grave es que el Estado no destine un solo euro al transporte metropolitano de la ciudad de Valencia, frente a las importantes partidas que destina a otras ciudades. ¿O no debería preocuparnos más estar infrafinanciados en un servicio como el de autobús, que la persona que menos utiliza lo toma una vez al año y las que más, prácticamente todos los días, que en una programación a la que, con fortuna y con el modelo de explotación actual, la mayoría de valencianas solo podrán disfrutar una vez en su vida?

El caso es que nuestros peores pronósticos se han cumplido y los Presupuestos Generales para 2015 vuelven a no destinar ni un solo euro al transporte metropolitano de València; mientras que, como viene siendo habitual desde muchísimos años, sí que reciben partidas el de Madrid (128 millones de euros), Barcelona (99 millones) y Canarias (25).

Desde 2002, año en que el Ayuntamiento de Valencia y Generalitat Valenciana, vaya usted a saber por qué, renunciaron a reclamar esta dotación, el transporte metropolitano del cap i casal habrá perdido —a razón de los entre 40 y 60 millones de euros que nos corresponderían por población— entre 400 y 500 millones de euros. Y la sangría, a pesar de las proclamas de Rita Barberá prometiendo el paraíso terrenal con el advenimiento de Rajoy en la Moncloa —“no temáis valencianos, con Rajoy estaremos mejor que con ese socialista, todos se nos dará, se nos tratará mejor, porque Mariano quiere a esta tierra”— continúa a día de hoy.

Dar por perdida esa partida es un atentado contra la ciudadanía y la misma ciudad de València, y pone en evidencia la negligencia de Rita Barberá, el concejal Mendoza y el resto de su equipo, a los que no sabemos qué interés mueve para manternerse en esta inacción cuando con la dotación de un año serviría para liquidar la deuda acumulada de la EMT (cifrada en 42 millones de euros) y evitar los recortes en líneas, servicio y personal.

¿A qué obedece tanta desfachatez? La verdad es que para mí sigue constituyendo un absoluto misterio, aunque no me cabe duda de que con su docilidad ante el maltrato de su amo esperarán ser recompensados. Eso sí, que nadie se equivoque, el maltrato lo sufrimos nosotros, y la recompensa esperan llevársela ellos en el partido o en la poltrona que les reserve la casta.

En cualquier caso conviene no olvidarlo. Conviene recordar quiénes son los responsables de que el autobús pase con tan poca frecuencia, que hayan recortado la línea que llega al barrio (o que no llegue el que antes llegaba), y de que hayan aumentado las vueltas que da en su recorrido, cada vez que nos toque sufrirlo y pagarlo. Y si aún mientras esperamos nos sobra tiempo, tener un pensamiento para solidarizarse con las víctimas del Palau de les Arts y su millonario y defectuoso contrachapado.

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