20 de julio de 2009

COMO PEDRO POR SU CASA

Ahora lo sabemos. No son anchoas lo que le gustan, aunque según ella son caras... A la Alcladesa Rita Barberá le pierden los bolsos de marca. Mejor si son de Louis Vuitton, que nos recuerdan que tenemos la America's Cup (o deberíamos decir teníamos...). Y si son rojos mejor, que van a tono con los trajes de fuego que precia Doña Barberá de enfundarse en las ocasiones señaladas....

En tan solo unas pocas semanas, un personaje desconocido ha surgido a los honores de las crónicas nacionales, revolucionando y poniendo patas arribas el mundo feliz de la política valenciana. Feliz, claro está, para la corte del PP, que reinaba con pulso firme, sin que una cadavérica oposición política y una aún más débil, cuando inexistente, opinión pública digna de ese nombre fueran capaces de contrarrestar los desmanes derivados de un autoritarismo sin par en la geografía española.

Ese personaje, cruce de un galán de cine del destape y de un comercial seductor y estrafalario, como facilmente se intuye responde al atractivo nombre de El Bigotes (mostachones mediante...), al siglo Álvaro Pérez. Cuya fortuna empezó cuando su estrecha amistad con Ricardo Costa, actual Secretario General del PP, le llevó a conocer al Presidente Camps y de allí a hacerse cargo de los negocios ocultos y la probable financiación ilegal del PP. Un plan muy bien diseñado, donde todos, o casi todos..., ganaban. Menos por supuesto los valencianos, que hemos visto como nos birlaban millones y millones de euros por debajo de las mismísimas narices, impotentes y felices con nuestros eventos emblemáticos y nuestra recién estrenada modernidad...

El Bigotes ha pasado de ser un perfecto desconocido, incluso para el Presidente Camps aunque se querían un huevo y eran amiguitos del alma, a moverse por la sede del PP como Pedro por su casa. El artífice de los montajes de los actos públicos del partido, de la ferias de Fitur, de las cenas de inicio curso, de multitud de acontecimientos mediáticos, se veía recompensado con una lluvia de millones. Y como es lógico y natural entre amigos, implicados en el mismo tinglado, sabía devolver con creces a sus benefactores los honores, en forma de dádivas y regalos costosos, aptos para la relevancia social de los personajes. Unos trajes y zapatos de alta manifactura para Camps, más ropa de alta costura para Costa y algo también para Pedro García, director de RTVV e íntimo amigo suyo.

Faltaba en esta lista de agraciados la Alcaldesa Barberá que aunque "no nos da nada, pero tampoco nos hace nada". Palabras pronunciadas por El Bigotes, interceptadas por la policía y que son parte del sumario. Cuatro años recibiendo bolsos, nos son moco de pavo. Un alarde en plan fardada con un conocido suyo? O hay elementos de verdad en estas palabras?
La Alcaldesa dio pruebas de temer algo, si no no se explica la ofensiva para despenalizar los regalos a cargos públicos, con esa patética acusa de las anchoas del Cantabrico y la petición de enjuiciar a Zapatero.

Andaba Doña Barberá con la mosca detrás de la oreja? Temía que tarde o temprano las revelaciones de la trama Gürtel apuntaran en su dirección? Es el momento de las explicaciones convincentes, de las facturas que demuestren las compras de los costos bolsos. No tiene más remedio: ni siquiera la ira volcánica y las amenazas de querellas a diestro y siniestro, pueden frenar la avalancha que está haciendo temblar los cimiento de la otrora inexpugnable fortaleza de poder del PP.

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