14 de julio de 2010

De la España plural a la Roja mundial

Xavi Hernández y Carles Puyol,
celebración mundialista con la senyera catalana (Fuente crònica.cat)

La selección española se ha proclamado campeona del mundo de fútbol. No es una noticia, claro, porque a estas alturas del partido todo el mundo, incluso los que pasan del fútbol, estarán más que informados sobre el acontecimiento que ha tenido en vilo a media-España (media?...a toda España y al más allá!). La Roja ha triunfado y los españoles se han echado a la calle a festejarlo. No era para menos: es el primer mundial que gana, una hazaña a la mercé de pocos conjuntos nacionales (en la historia de este deporte, tan sólo 8 equipos nacionales han ganado por lo menos un mundial). Después de años de chascos y de desilusiones, de empezar como favoritos y no pasar de los cuartos de final de forma a decir poco indecorosa, el combinado español ha sabido confirmar todos los buenos auspicios y los pronósticos que la daban como máxima favorita para ganar el título en el mundial de Sud-África.

La espina dorsal de la selección está formada por jugadores del Barça. Hasta 6 de los que este año han disputado la liga con el equipo catalán (Piqué, Puyol, Xavi, Busquets, Iniesta, Pedro) han sido titulares de la selección en la final de Johannesburgo; con el añadido del recientemente fichado David Villa. Un número considerable que ensalza aún más si cabe la apuesta del Barcelona por el buen juego y los excelsos resultados facturados. Así como por jugadores españoles, y catalanes claro..., todos ellos criados en la cantera de la Masía, la escuela de fútbol del Barça.

De esta selección se ha ensalzado el espíritu de grupo, la capacidad de sacrificio y la ausencia de individualidades rayanas al divismo y al estrellismo. Puede sonar fuerte a los oídos de los que lean este post el empleo por mi parte de este tipo de calificativo en referencia a un equipo de fútbol. Palabras que en un blog dedicado a la política y al medio-ambiente pueden sorprender ( y no digo desconcertar...). Obviamente es un comentario atípico, pero me parece interesante realizar unas cuantas reflexiones sobre el fervor y las lócuras colectivas que ha provocado esta victoria mundialista de la selección española. Porque la óptica progre a veces puede llevarnos a sacar conclusiones un tanto desfasadas, tildando el fútbol de fenómeno hueco (que lo es, muchas veces, pero no siempre!) y eliminarlo de un plumazo de la esfera de nuestros intereses, casi como si no existiera!.
No es mi caso, ya que de joven he sido jugador en ligas amateur (incluso he jugado con el equipo de fúbol sala de la Universidad de Salerno, en la liga regional) y hasta hace poco he estado jugando con el equipo de Les Corts en la liga entre Consellerias que se disputa todos los años en los campos debajo de la Torres de Serranos.

A lo que iba: la final del domingo entre España y Holanda iba a empezar cuando todavía no se habían apagados los ecos de la enorme y multitudinaria manifestación (algunas fuentes la cifran en 1,5 millones) en defensa del Estatut de Cataluña y por el autogobierno. Catalanes de todas las edades y de todos los credos políticos, militantes de todos los partidos y asociaciones y movimientos se congregaron en Barcelona, para unirse en una sola voz de rechazo a la batalla que la derecha española más rancia ha emprendido contra Cataluña y su autonomía. Con el aval de un Tribunal Constitucional transnochado (sobre todo algunos de sus miembros, los magistratos Zapata y Arribas, que han emitido un voto particular que nos devuelve a la España pre-constitucional...), un TC caduco y deslegitimado que emitió un sentencia que recortaba una parte importante del nuevo Estatut de Cataluña aprobado en el Congreso de los diputados y refrendado por el voto popular de los catalanes. El final de aquello que Zapatero llamó enfaticamente "la construcción de la España plural", una breve experiencia de apertura del melón constitucional, un tanteo más aparente que real de reformar la Constitución, 30 años después de su aprobación. Un espejismo que se ha disuelto bajo la falta de coraje del Gobierno de Zapatero que ha sucumbido a las presiones de la derecha más radical (tal y como lo ha hecho en otros aspectos definitorios de un gobierno que se define de izquierdas: el Concordato y la abultada financiación de la Iglesia Católica; la falta de incremento de los impuestos a las rentas altas, así como la supresión del impuesto de patrimonio y de trasmisión; la falta de imposición a las llamadas Sicav, sociedades de capital, que concentran el patrimonio de muchas fortunas que así evitan tributar a Hacienda; etc...).

Punto y final a esta breve e ilusoria experiencia, cuyos primeros conatos se parecían más a las últimas exalaciones de un muribondo cuyo maquillaje y operaciones plásticas le daban un aspecto saludable. Cierre de la breve temporada de reformas modernizadoras de España (según ZP...), con traca final trufada de heroismo de los jugadores de la Roja, millones de españoles lanzados en tromba a las calles de nuestras ciudades, vuvezelas y pito en ristres, claxon y bocinas, juerga y basura. Pero sobre todo júbilo por la hazaña, una alegría llamada a contagiar a todos y que nos haga olvidar las diviones, la crisis y las ansias soberanistas... La caja de los truenos, que una vez abierta se pretendía usar para mirar más allá de la una, grande, libre e indisoluble España, ha vuelto a ser sellada; mientras, en su lugar, se multiplican las muestras de júbilo por la España feliz de ser campeona del mundo, presumiendo de la normalidad de tener entre sus filas a catalanes que desfilan por el estadio de Johannesburgo ataviados en una cuatribarrada.

La Roja plural de un País normal?

1 comentario:

Anónimo dijo...

No me parece correcto llamar "España trasnochada" o "preconstitucional" a los que legítimamente no comparten los postulados de otros. España es una democracia (lo nuestro nos ha costado)y todo el mundo es libre de tener una postura u otra.

Somos muchos los que pensamos que el modelo que establece el Estatut es contrario al orden constitucional que rige en nuestro País.

Soy abogado, y como jurista te puedo garantizar que más de la mitad del contenido de dicho Estatut es, cuanto menos, de dudosa incardinación en un nuestro ordenamiento jurídico.

Veo que eres italiano. Conozco muy bien Italia por muchos años de vivir en ese gran País, y te garantizo que si Sicilia, por ponerte un ejemplo, saliese con un Estatuto parecido al que Cataluña tiene ahora, Roma, y la inmensa mayoria de los italianos (excluyendo a Sicilia, en el ejemplo) no lo permitiría.

Solo queremos ser un País. No negamos que otros se sientan País, lo único que pedimos es que se respeten las reglas del juego democrático, y si de verdad hay una mayoría parlamentaria, nacida del sufragio universal, que considere que otros son un País, lo acataremos. Mientras tanto, que se nos respete, aunque no se comparta nuestra opinión, pero por favor, que no se nos llame "preconstitucionales" o "casposos" solo por pensar diferente...

Un saludo.