14 de febrero de 2011

Querida Turia, seamos más positivos!

Esta carta se ha publicado en la sección Cartas a Spectra de la Cartelera Turia de esta semana.
Apreciados amigos y amigas de la Cartelera Turia,
soy un asiduo y entregado lector de vuestra publicación, prácticamente desde que vivo en Valencia (ya van más de 10 años). A través de vuestras páginas he podido conocer más profundamente la realidad valenciana. Un paisaje muchas veces duro y difícil, plagado de personajes sin escrúpulos, entregados al arribismo desenfrenado, a la ignominia más burda y ofensiva. Pero también y sobre todo una tierra y unas personas de una calidez y una dignidad sin par, unas gentes llenas de talento y de creatividad, de gusto por la vida, de orgullo popular y de una gran responsabilidad.

Semana tras semana vengo asistiendo al irreverente y descarnado retrato de la sociedad valenciana que realizáis desde vuestra publicación. Muchas veces dibujando un panorama sombrío y decadente de los partidos de izquierdas, llamados a atender las peticiones de regeneración democrática de una parte importante de la sociedad valenciana. Llamadas que parecen caer en saco roto, ya que muchos de ellos demuestran una asombrosa dejadez de función, aliñada con una falta total de altura de miras, de generosidad, de compromiso y de liderazgo.

Sin embargo, soy de la opinión que machacar y ensañarse una y otra vez contra ellos, por un lado es injusto hacia los que nos estamos comprometiendo en la tarea de transformación y regeneración de los partidos. Y, más importante, se corre el riesgo de ahondar en el drama y extirpar definitivamente las ganas a un sector de la población que todavía creemos que es posible ver la luz al final de túnel.
La autoflagelación es uno de las tratos distintivo de la izquierda sociológica, que tiende a refugiarse en las lamentaciones y en el absentismo social y político. La crítica es necesaria y fundamental, máxime cuando tiene fundamento, como en el caso que nos ocupa. Pero disparar con metralla contra el mismo blanco, cuando es de sobra conocido su desamparo, quizás no contribuya a que sea capaz de ponerse al abrigo, capear el temporal y embastar una respuesta solvente. Pienso sinceramente que en los momentos más complicados es cuando se requiere una actitud positiva, para ilusionar y activar a la ciudadanía para regenerar y reformar los partidos.

No se me mal interprete: no pido complicidad ni silencio, tan solo unas formas más positivas, menos plúmbeas y tremendistas, que devuelvan las ganas de comprometerse y trabajar para devolver la esperanza a aquellos que la han perdido. Y de paso evitar que los que estén a punto, no se lo dejen todo y se vayan a su casa. No nos lo podemos permitir, sobre todo en estos momentos decisivos para el futuro de Valencia y el País Valencià.

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